lo más coherente

segunda mitad del segundo (cuarto) semestre.

entonces... la semana anterior a mi cumpleaños, el fin de semana para ser más específico, me fui a Valparaíso, a los mil tambores para ...

me gusta.

Me gusta pensar que me miras, que despiertas y me piensas.

Entonces imagino la vida como una ruleta, la de aquella feria del verano que se marchó contigo. Así pueda que sí o que no, pero se sostiene en lo bien que estaríamos con cualquiera de las dos.

También pienso en nuestras canciones y las noches flipando estrellas.
Como el cielo nos pertenecía y la esperanza lucía eterna.
Lo bella de la curva de tu sonrisa o el guiño que hacías cuando me prometías.

Pienso, en cómo nunca te tuve y tampoco ahora.
En cómo quizá sí, pero no me atreví.
Otro secreto que tal vez se lleve el viento.

La vez que el humo pintó las noches de gris y nunca sentiste frío junto a mí.
Pero sí hubo algo en que mentí,
lo ridículo que hubiera sido enroscarse a ti.

Confieso que me gusta,
me gustó o me encantó.

No fue amor, quizá no absurda pasión.
Pero el deseo susurrado que tu estrella nunca cumplió.

Una chacota no tan sentimental.

El otro día iba en el camión tres-cuartos de mi tío escuchando bien fuerte la corazón. El programa del Rumpy, pero principalmente a la vieja que le contaba en detalle como se cagaba al marido con su primo. Recordé, entonces, la vez que me comí a mi primo (o que él me comió). Siendo honesto tampoco era mi primo, entonces la historia se vuelve más jugosa. "Perfecta para la radio", pensé. Pero no podía llamar en ese momento y me acordé del blog.

La manera en que Luz de Luna relataba su historia me inspiró, no tanto como para ponerme un nombre así de weon, pero lo suficiente para poner en un pedestal a quién me hizo dudar si la heterosexualidad era real. Fernando es un weon raro, medio rata, más pesado que la chucha, y heterosexual -hoy en día- por opción. (No podis hacerte el macho si decis frases de la botota, por amor al tatita dios.) No es mi primo, pero se acerca bastante. Entonces como donde hay pelito, no había ningún delito, pero estaba pololeando y -volviendo a recalcarlo- era hetero.

Nos acercamos de un día para otro. "Este feo culiao no puede ser tan pesado", pensé. Y no, no era tan pesado. Salimos, conversamos y lo apoyé en el período que más sufrió por amor. Me sentía bacán por tener un primo tan de pana. Aunque la pana tampoco es tan rica; habían actitudes "raras". Extrañas, peculiares que me hacían mirarlo con cierta suspicacia. Sí, era chistoso cuando me tomaba la mano para sacarme los jotes de encima. Sí, era entretenido que me celara, pero puta. No es bonito cuando ya la wea se pone turbia. Turbia como el agua después del terremoto, así era cuando me invitaba a salir a mí en vez de su polola. O se acostaba conmigo en vez de su polola... Normal, yo pensé. Pero cuando me espantaba los minos me enojaba, y con ganas.

No voy a dar la lata e iré al grano. Pelamos, nos arreglamos. Nos manteníamos en esa, pero; ya, ahí está el punto. Fernando terminó con su polola -x mil vez, esa semana- y decidió sacarse un carrete. Estábamos todos locos y no éramos pocos. Piquitos por aquí, piquitos por allá. Una metida de. No, mentira. Pero los piquitos sucedieron, al igual de que me fui a negro. Mentir es malo, le tenía ganas. Sólo que no fui yo quién empezó, fue él. Y tampoco fui yo quien arrinconó, ni manoseó, ni traumó a quién presenció tal, poco heterosexual, acto. Fue él.

La mañana siguiente pasó normal, y los días le siguieron el ritmo. Fernando sigue siendo mi primo-no primo, sigue pololeando, celándome y besándome de vez en cuando.

Entonces, ¿cuál es la diferencia de un blog con el Rumpy?
Mientras escribo no hay nadie dedicándome un tema.

Bacán ser mujer.

He estado todo el día evitando publicar cualquier tipo de pensamiento o alusión al día internacional de la mujer. Leyendo, aplaudo o me aguante el repudio que siento por ciertos comentarios. Ya terminado el día, pienso en el discurso del acto cívico de mañana y siento un pseudo repudio adelantado; y pienso en cómo hacer de mi reacción un verdadero acto dramático.

(Escribiendo, mi primo me cuenta que lo obligan a escribirle una carta a "x" compañera, felicitarla por ser mujer más basura patriarcal, y que luego cantarán a coro una canción de Arjona. Valor.)

Mis emociones fluyen y pienso en qué es ser mujer. Lo que sea, sé que es nada comparado con la desigualdad que viven día a día o la forma en en que hoy se les festeja. Hombres agradeciendo a las mujeres por existir, por ser bellas-lindas-preciosas, y por cualquier "x" razón que consideren es bacán en las mujeres. Un día al año en que festejan a sus objetos de deseo o seres inferiores que existen para satisfacer sus necesidades.

Pocos reflexionan o ven siquiera el trasfondo de este día: el recuerdo de la desigualdad de género, el recuerdo de que no las dejan decidir sobre su cuerpo, de que está bien hacerles saber los ricas que se ven. Claro, porque ellas no son responsables, tienen que asumir el cacho de cuando abren las piernas y que les gusta que los hombres les griten si se ven bien o no. Festejan lo agradecidos que se sienten de que estén a su lado.

Pienso en la desigualdad de género, en el repudio que siente la gente por quienes nos catalogamos de feministas. En las veces que mujeres no simpatizan con ellas mismas, mismas que luchan por sacar adelante a todas las que les tiran el patriarcado encima. Hoy fue el día de recordar y reflexionar sobre las mártires que han hecho la igualdad de género un poco más tangible. Sin embargo, despierto y me encuentro con que la presidenta, en un acto asquerosamente populista, crea el Ministerio de la Mujer. No puedo creer que estemos en el 2015 y aún se discuta sobre la despenalización del aborto. Terapéutico, más encima. Vergüenza.

Celebro a las mujeres, a las mujeres que luchan por un cambio. Las que no se conforman con lo que el patriarcado les ofrece, sino reclaman lo que por derecho les corresponde. 

Lo que por ser mujeres les corresponde.

Dando lata.

Algo que me carga es actuar como profe primerizo que habla mucho y no dice mada. Más aún cuando molestarlo es casi material para weones. Porque cuando nos ponemos nerviosos y la foto nunca se ve como queremos, intentamos darle un giro a las cosas. Hacernos notar.

Tercer día de colegio y las cosas van bastante tranquilas. Hoy me me bajé del auto y, como estudiante sacrificado que va a un particular suvencionado, tuve que tomar la micro. Creo que porque la liebre no pasa nunca, y no es cómica la anécdota en que pasa nada o sólo nos cagamos de frío, el destino no quiso que la fuera a tomar solo y que tampoco la tomara finalmente. Éste se hizo el simpático y puso en mi camino a la típica compañera media perna -pero simpática- que, cuando te ve, te lleva.

El día partió pajero; profes dando la hora, y uno con otro que le pega a la enseñanza. Inevitable es dormir en matemáticas o clase de su preferencia. Educación física es la prueba de fuego; el cigarro no me tiene pal pico y aún puedo seguir tomando.

Pero mis preocupaciones no son sólo dejar el cigarro y el poder seguir tomando (ah, y la PSU), también me sigue el fantasma del "me quiere, no me quiere." y, como no podía faltar, el de qué chucha le pasa a este conchesumadre.

Está bien, soy rollero. Todos somos rolleros, pero no hay peor hueá que dos rolleros en la misma cama. Que la mirada, que la risa, que se mueve o que no. Que no me habla o habla poco. Pucha, me cargan las cosas cuando no están claras, pero siento que ya no vale la pena gastar fuerzas. Mi mamá dice: Siempre de hueón. Y es verdad, pero no. Algunas veces es más fácil que no te guste nadie y pensar que no le gustas a nadie, que el mundo es sólo sexo y el mino que te estás joteando no te dice que le ha mandado fotos en pelota a medio Chile. Sí, pensar cosas así tampoco hacen la vida más fácil, pero desinstalar Grindr te quita muchísimo peso de encima. Más cuando todos tus amigos tienen y empiezan a pelar a los minos que les salen.

Entonces, debo dejar de pensar que le gusto o que hay rollo. También, que me guste un inmaduro que no me responde, que es igual o más zorrita que yo (mal ahí), y que cuenta historias que me hacen reflexionar respecto a qué estoy haciendo con mi vida.

Acabo de dar la lata en seis párrafos y pensar en que alguien me lee me hace ignorar que en cinco horas más apenas tendré energías para apagar el despertador.
<3.

Marzo, 1.

A veces me pregunto la finalidad de las cosas. A veces me pregunto el por qué de la personas. La manipulación y el tacto son esenciales. Ser encantador, una virtud. Todo hubiera sido aún peor si en el cuadro hubieran sido tres y no dos. Sé que el pasado está y existe. Sé que el pasado está y existe para no olvidar, caer, tropezar, sacá de chucha con la misma piedra. Otras, recordarte lo frágil que es todo.

Deseo un día volver a enamorarme. Deseo un día no volver a enamorarme más. Una página me habla sobre el amor que creemos merecer, me dan arcadas y le encuentro demasiada razón. Odio a la gente que llama a todos de enfermos. Odio pensar tanto, entonces bebo. Bebo y sólo pienso en mantenerme ocupado.

Se me apagó la tele. No recuerdo cómo llegué a casa. Veo Relatos de una mujer borracha y veo que mi mamá la lee también. Es trágico y cómico al mismo tiempo, pero a lo que me refiero es que, a pesar de todo, la gente es hipócrita. Sí, porque uno no puede llegar ebrio a casa -menos a las doce del día- pero sí puede identificarse con sus historias. Ambas puede que estén mal, pero no me importa. Tomé harta agüita y estoy listo para un día lleno de familiares que pasan la cuenta. Más estando sobrio.

Pensaba en dejar de tomar, pero me veo aún en cama y el teléfono no para de sonar.

Marzo, 1.

blackout.

había olvidado el por qué de tantas canciones tristes en mi celular.

desperté al lado de un hombre sin nombre. desnudo sin recuerdos vitales. escapo de todo y recién ahí me percato que es medio día. camino y camino; el sol no lo siento. veo, en medio de la calle, a un hombre ebrio muerto; muerto de ebriedad o de verdades.

intento correr y es demasiado tarde. la sinceridad irrumpió en mi vida de forma cruel y el alcohol fue el único que estuvo ahí para aguantarme.

no recuerdo cómo llegué a casa ni por qué desperté desnudo junto a quién las probabilidades eran nulas. fue mi segunda vez; primera caña, última apagá de tele.

mi teléfono estaba apagado. ojalá pudiera estar con él.

lo más polémico