lo más coherente

segunda mitad del segundo (cuarto) semestre.

entonces... la semana anterior a mi cumpleaños, el fin de semana para ser más específico, me fui a Valparaíso, a los mil tambores para ...

último capítulo.

¿se han preguntado por qué los gatos son perfectos? ¿los perros, los animales, etcétera, etcéteras?

ellos viven su realidad, viven para ser ellos mismos; y construyen desde lo que son capaces de conocer sin preguntar por qué.

los hombres somos imperfectos que viven intentando aparentar serlos. ésto, siento, los griegos lo tenían tan claro: que seamos imperfectos desde el momento que pensamos. nacemos enfermos con el virus de la duda, la pregunta misma en color oscuro, negativo que siembra desorden y destrucción.

pensar es construir y odiar la magnificencia de lo que hemos hecho por darnos cuenta de nuestra capacidad para desconstruirlas. buscamos perfección destruyendo la perfección de otros. todas irreales, efímeras, sin valor relevante. 

pensar es armar el cuento perfecto, disfrutarlo y luego crear un cuento nuevo donde el anterior se vuelve vergonzoso. 

no existe avance más allá del consenso, y al igual que la perfección también es imaginario. 

la filosofía no tiene sentido más allá de la entretención porque no lleva a nada. es la esencia del hombre, una esencia triste que se desborda en un mundo que no lo es. 

mañana es la psu, y es momento de cerrar el libro. 

ps- "a la vida" es una expresión tan simple, pero tan fascinante a la vez. me da más nervios publicar esta entrada que la prueba culiá. los tkm a todos.



Querida Mayito.

Querida Mayito.

Vez que me siento triste, ya sea por una altercado con mi vieja o un riña de mi conciencia con la realidad, recuerdo tu espíritu sabio y libre; tus enseñanzas y tu forma de darle color a la vida. La libertad a costo mínimo o nulo.

La última vez que te vi fue aquella noche por Paseo Ahumada, iba con gente a la que ya no recuerdo, sin embargo, tu sonrisa y aquél "cómo estás" con el que me reconociste aún siguen confinados en mi cabeza.

Tu última señal de vida, tu cumpleaños al que no recuerdo por qué no fui. Ojalá haber asistido y poder charlado por última vez.

Querida Mayito, estoy triste porque no sé a ciencia cierta en quién confiar o si lo que hago está bien o mal. La arena  del reloj se está acabando y mi corazón palpita cada vez más rápido. Siento mi alma correr más rápido que mi cuerpo, veo mis huesos despegarse y caer estrepitosamente como peso muerto.

No quiere más conjeturas sobre la vida, la gente y la codicia. No pertenezco donde estoy y el consejo más certero es escapar como años atrás.

Pero ya no es lo mismo.

Querida Mayito, existes y yo también. Te recuerdo, pero quizás tú a mí no. No obstante, no olvido fácil y creo que jamás lo haga.

justo antes.

Volví a fumar, el humo corretea al frío y atonta la realidad; vuelve la angustia más liviana y llevadera. El reloj no para de marcar el tiempo y éste se vuelve cada vez más valioso y significativo.

La carrera se vuelve más importante cuando es en lo único que pienso y me hace replantear todo lo que he hecho. Un pie en falso se vuelve tres que retrocedo y cuando recuerdo el punto de partida despierta en mi la duda sobre la meta que tantos anhelan.

Tanto agovio no debiera ser legal, no en la posición en la que siento que me encuentro; justo antes del principio, justo antes del final.


aceptar.

La iglesia está cargada al gris y al negro. La gente llora y se preguntan qué hizo para merecer; se pregunta qué hizo con sus veintidós años de vida. Francisca habla de lo importante que fue para él y desde su luto la gente intenta comprender, pero cuando somos parte de la vida de alguien y éste ya no está, el recuerdo se vuelve irreal como si fuese nada más que un sueño y el sabor amargo del vacío nos debilita. He escuchado tanto que el pensar de más es gastar energías; que creerlo vuelve todo más simple. Francisca baja del podio luego de apenas haber terminado de leer lo que fue una carta de luto, una carta que no dice más de lo que estamos acostumbrados a oír; y así las cosas deben ser. No, sí, tal vez, no sé.

Francisca llora, y la iglesia calla, se preguntan qué hizo para merecer; aceptar lo vuelve todo más simple, no lo sé.

Frágil.

A los quince años tenía un único amigo, no conocía el sexo, el alcohol, ni las drogas. Deseé sentir lo que era la adolescencia en su terrorífico esplendor, entonces pasó: las estrellas se alinearon, me enamoré y lo tuve todo antes de siquiera notar lo efímero iba a ser.

Mis incondicionales me apoyaron y estuvieron ahí cuando más lo necesité. Quise creer que la amistad sería para siempre, pero la pureza del fuego me cegó y de ingenuo, más de una vez, me quemé. Es cierto, ellos son los que te apoyan y te hacen sentir parte "de"; pero ¿por qué sentí como si no pudiera dejar de sentir por ellos?

Fueron las seis y algo de la mañana cuando el sol comenzó a salir. El cielo comenzaba a teñirse de nuevo mientras las estrellas se escondían de quien las volvió tan especiales. La cama estaba llena de gente que significó el mundo para mí. Uno de ellos se quedó hasta el final conmigo y fue su charla la que despertó en mí la ansiedad. La verdad es un balde de agua fría y cuando estás huyendo de ti mismo puede hacerte desear desaparecer.

-

remisión.

Tiempo atrás me prometí a mí mismo que nunca iba a escribir sobre una relación actual; pero aquella promesa se convirtió en un impedimento, y aquél impedimento no es más que el recuerdo de un sueño. La esperanza de que algún día podría compartir esto con alguien a quien decidiera confesar más que unas horas en la cama, a quien pudiera susurrarle un te amo, ¿quién sabe?

El conocimiento sobre este blog, que empecé a escribir en el verano, sólo lo posee mi mejor amigo, una amiga a la que veo dos veces por año -con suerte- y un amigo al que en secreto admiro. Entonces, cuando realicé que sería un secreto, no fue para poder pelar con descaro a espaldas y públicamente, tampoco por sentir vergüenza de lo que pienso, sino por algo más allá de lo que pueda significar mi identidad y todo lo que aquello represente.

Siempre he pensado que somos más de lo que aparentamos con nuestro entorno más cercano, más dispersos aún que cuando nos sentamos a mirarnos por más de cinco minutos en un espejo. Nunca me he considerado propio de mí mismo, sino una forma ventajosa sacado de la divergencia de mis yo. Mi elección de vida, años atrás, fue dar y ser lo mejor de mí; la razón de este blog es lo contrario, sin una metáfora cliché de mascara, exponer mis distintos yo.

Convivir con distintas corrientes de pensamiento, contrarias incluso entre sí, puede estar muy cerca, o muy lejos de una entretención. Todos tenemos distintas emociones que funcionan al mismo tiempo de manera contraproducente, y me fascina pensar que aquello marca alguna diferencia. Actuar desde los que sentimos nos vuelve impredecibles, peligrosos por naturaleza al no poder decidir por nuestro propio bien más allá del ahora. No quise vivir así, no obstante, el deseo de sentir, de probar, descubrir y poner a prueba mis facetas, una y otra vez, me hace añorar el actuar desde alguien que no es completamente yo.

Todo lo que he escrito aquí son verdades partes de un todo: mi personalidad, mi yo. Cada una de ellas divergen dentro mío, encuentran armonía, pero a la vez niego que vivan por mí. El miedo, el instinto de autodestrucción, la depresión, el amor, la lujuria y el placer son ejemplos, supongo, de un pasado que vuelve cada tanto para recordarme de dónde vengo -donde sólo quedan fantasmas- y, quizá, hacerme reflexionar hacia dónde voy.

Yo tampoco sirvo para Tinder.

Cuando estamos tomando con amigos, nunca faltan las historias sobre amores fallidos, pero las épicas siempre incluyen maracos Tinder (a.k.a Grindr, etcéteras).

No me gusta Tinder, pero... 

Me gusta el concepto de que es un supermercado porque de verdad es como ponerse en venta. Seleccionas tus mejores fotos, intentas poner una descripción chistosa o sincera, según lo que buscas, y luego empiezas a deslizar si te gusta o no. 

Cuando estás sobrio no hay mucho problema (excepto si eres fijón con las pifias), pero curado el mundo luce un 250% más guapo de lo que en realidad es (comprobado). Entonces, ponerse en venta no es la gran cosa si para comprarte deben tener tu aprobación; la wea es cuando le pones like a alguien que no es "likeable" en la vida real. 

Una vez estaba tomando con Martín, mi mejor amigo. Éramos felices en el tercer vaso de pisco cuando chin-chin, "maraco tinder desea comprarte" a.k.a ¡Has hecho un Match! 
- Ay, weon. Habla tú con él, por fa.- No me la quería hechar, si el mino igual estaba rico. Ahora que la pienso, bien weón pasarle tan importante misión a Martín. 
- Weón, el mino vive súper cerca tuyo.- 
- Ay, no creo. ¿Te imaginai' ir a verlo en bicicleta?- 
- Weon, ¡Yo lo conozco!- Exclamó el pelado de mierda.
- Puta la wea, no me digai que te lo comiste.- Me sentí derrotado y la quinta piscola pasaba como agua.
- Weon, es transformista.- 
-Con che tumare- dije y pensé al mismo tiempo. Creo que también escuché un vaso romperse, ¿existe acaso un ruido más triste?

Como sea, el susodicho era bastante simpático, y sí, vivía extremadamente cerca mío y terminó siendo amigo/conocido de muchos amigos míos. Nunca lo conocí en persona porque después me salí de vitrina. Tuve una que otra experiencia Tinder, pero no fue hasta hoy que decidí ponerme en colección de nuevo. 

El pasado nos condena, dicen. A mí no creo (tanto), pero me siento como puberto de nuevo. Encomendado al Tatita nomás y por fa, que esta vez, no sea más rico de mujer que de hombre. 

muy segundo medio.

Hoy el profe de matemáticas nos contó una pequeña historia sobre su jefatura: segundo medio dosmiltrece.

En un contexto más o menos así, Profesor menciona que las completadas bailables son buenas. Nosotros respondemos que son aburridas y dan lata, entonces Profesor nos incita a pensar en otra manera de juntar plata. Nosotros opinamos que las completadas no son tan fomes, pero luego Profesor condiciona su participación sólo si el evento es sano -18. -Puta la hueá fome- pensé -sí, weon- escuché después.

Como sea, luego de agendar la completada a la que no iré, empieza con su anécdota que recordó mis ahora lejanos años de experimentación. Creía que todos habíamos pasado por la edad en que tuvimos las salivas de todo nuestro grupo de amigos, o la de los no tan amigos, o la de extraños de Salvador o Parque Bustamante (¿Aló, O'Higgins?). Pero no, el Profe al mencionar a Sodoma & Gomorra, me hizo ver que el mundo es mucho menos promiscuo de lo que creí. Para qué mencionar que fui el centro de miradas cuando contó que sus pequeños estudiantes eran heterocuriosos. Igual perso comerse a un compañero en frente del Profe, o sea, otra hueá, -ni siquiera yo la he hecho-.

Me puse a pensar en la juventud de hoy en día, y quizá los niños de segundo sean igual o más promiscuos que yo. Pensándola mejor es probable que a mi edad terminen más carreteados que yo...

soy nicolás.

Lo que más quiero es cumplir diecisiete años, aunque no me preocupa en lo más mínimo si los aparento o no. Sueño despierto la mayor parte del tiempo y el cigarrillo es mi incondicional fiel compañero. Voy calmo evitando pleitos y siempre quiero estar ahí para quien quiero. 

No soy perfecto, por eso me esfuerzo en ser lo mejor para Daniela. -Ella si es perfecta.- Chinita, lista y esbelta; a veces me imagino la vida sin haberla conocido y seguro no la soportaría. Ella y mi hermano son los sostenes de mi vida. Fernando y yo nos parecemos mucho, y sé que es el único recorrería el mundo entero así se lo pido. Mi padre nunca está mas que para algo político, y el alma libre de mi madre a ratos pareciera irse con el viento y golpear como un huracán.

Quisiera ser perfecto y que mi madre estuviera orgullosa de mí. Quisiera serlo para que Daniela no se aburriera nunca de mí. Serlo y que mi hermano no viera una cadena entre nos. Mi mente grita y a veces no se controla, se nubla y deseo no estar para evitar más daño.

Nunca quise golpearte, mamá. Sólo quería que te callaras, que dejaras de recordarme lo inútil que soy. Me esfuerzo, lo juro. ¿Acaso no lo ves?

Cuando volvió a respirar la sordera se había apoderado de mí. Mis manos lucían falsas y el tiempo se paró. Corrí todo lo que pude queriendo escapar, me daba pánico siquiera pensar. La eterna avenida no hallaba referencia y jamás miré atrás. Las luces de los autos no me cegaban y sus bocinas sonaban ahogadas. No sé cuánto tiempo corrí antes de parar. Mirando la calle desierta, y no hasta después del segundo cigarro, me vi sentado con los autos rozando mis pies, a quince kilómetros de mi casa y sin nada a qué aferrarme después. Fue un impulso, la liberación de mi verdadero yo.

Mi mamá me odiaba y Daniela no estaba para tranquilizarme; no había nadie para tranquilizarme. Entre lágrimas perdí la conciencia de donde me hallaba. No esperaba nada y bajo estrellas, la luz cegadora, fue mi último recuerdo.

Desperté en la van de Fernando, íbamos camino a su departamento. Daniela tenía tomada mi mano al mismo tiempo que apoyaba su cabeza en mi hombro, supuse que Fernando le había contado. Éste sólo mencionó, al notar que había recuperado la conciencia, que mamá estaba bien, pero que esa noche la pasaría con él. Al llegar a su depto, luego de dejar a Daniela, sólo concilié el sueño durmiendo junto a él. A veces pienso en lo libre que sería su vida si no tuviera que cuidar de mí, o en lo cómodo que dormiría si no fuera a dormir con él luego de una pesadilla.

Fernando se había ido cuando desperté. Fui a buscar a Daniela al colegio, junté valor y volví a casa. Mi vieja no me dirigió la palabra más para alguna pregunta ocasional. No supe de qué forma no pedirle perdón. Luego de eso, el resto de los días siguieron igual. Creo que fue ingenuo pensar que mi vida cambiaría, incluso para peor.

Papá aún vive sólo de política, mamá aún me grita cuando recuerda que existo y sigo esforzándome en que Daniela no se aburra nunca de mí. Mi hermano sigue siendo mi único apoyo, aunque sea triste no vivir con él. Me esfuerzo todos los días en responder que estoy bien y contenerme para no volver a explotar; esperando ya no cumplir diecisiete, sino dieciocho y poder algún día tener algún incondicional que no sea vicioso.



me gusta.

Me gusta pensar que me miras, que despiertas y me piensas.

Entonces imagino la vida como una ruleta, la de aquella feria del verano que se marchó contigo. Así pueda que sí o que no, pero se sostiene en lo bien que estaríamos con cualquiera de las dos.

También pienso en nuestras canciones y las noches flipando estrellas.
Como el cielo nos pertenecía y la esperanza lucía eterna.
Lo bella de la curva de tu sonrisa o el guiño que hacías cuando me prometías.

Pienso, en cómo nunca te tuve y tampoco ahora.
En cómo quizá sí, pero no me atreví.
Otro secreto que tal vez se lleve el viento.

La vez que el humo pintó las noches de gris y nunca sentiste frío junto a mí.
Pero sí hubo algo en que mentí,
lo ridículo que hubiera sido enroscarse a ti.

Confieso que me gusta,
me gustó o me encantó.

No fue amor, quizá no absurda pasión.
Pero el deseo susurrado que tu estrella nunca cumplió.

Una chacota no tan sentimental.

El otro día iba en el camión tres-cuartos de mi tío escuchando bien fuerte la corazón. El programa del Rumpy, pero principalmente a la vieja que le contaba en detalle como se cagaba al marido con su primo. Recordé, entonces, la vez que me comí a mi primo (o que él me comió). Siendo honesto tampoco era mi primo, entonces la historia se vuelve más jugosa. "Perfecta para la radio", pensé. Pero no podía llamar en ese momento y me acordé del blog.

La manera en que Luz de Luna relataba su historia me inspiró, no tanto como para ponerme un nombre así de weon, pero lo suficiente para poner en un pedestal a quién me hizo dudar si la heterosexualidad era real. Fernando es un weon raro, medio rata, más pesado que la chucha, y heterosexual -hoy en día- por opción. (No podis hacerte el macho si decis frases de la botota, por amor al tatita dios.) No es mi primo, pero se acerca bastante. Entonces como donde hay pelito, no había ningún delito, pero estaba pololeando y -volviendo a recalcarlo- era hetero.

Nos acercamos de un día para otro. "Este feo culiao no puede ser tan pesado", pensé. Y no, no era tan pesado. Salimos, conversamos y lo apoyé en el período que más sufrió por amor. Me sentía bacán por tener un primo tan de pana. Aunque la pana tampoco es tan rica; habían actitudes "raras". Extrañas, peculiares que me hacían mirarlo con cierta suspicacia. Sí, era chistoso cuando me tomaba la mano para sacarme los jotes de encima. Sí, era entretenido que me celara, pero puta. No es bonito cuando ya la wea se pone turbia. Turbia como el agua después del terremoto, así era cuando me invitaba a salir a mí en vez de su polola. O se acostaba conmigo en vez de su polola... Normal, yo pensé. Pero cuando me espantaba los minos me enojaba, y con ganas.

No voy a dar la lata e iré al grano. Pelamos, nos arreglamos. Nos manteníamos en esa, pero; ya, ahí está el punto. Fernando terminó con su polola -x mil vez, esa semana- y decidió sacarse un carrete. Estábamos todos locos y no éramos pocos. Piquitos por aquí, piquitos por allá. Una metida de. No, mentira. Pero los piquitos sucedieron, al igual de que me fui a negro. Mentir es malo, le tenía ganas. Sólo que no fui yo quién empezó, fue él. Y tampoco fui yo quien arrinconó, ni manoseó, ni traumó a quién presenció tal, poco heterosexual, acto. Fue él.

La mañana siguiente pasó normal, y los días le siguieron el ritmo. Fernando sigue siendo mi primo-no primo, sigue pololeando, celándome y besándome de vez en cuando.

Entonces, ¿cuál es la diferencia de un blog con el Rumpy?
Mientras escribo no hay nadie dedicándome un tema.

Bacán ser mujer.

He estado todo el día evitando publicar cualquier tipo de pensamiento o alusión al día internacional de la mujer. Leyendo, aplaudo o me aguante el repudio que siento por ciertos comentarios. Ya terminado el día, pienso en el discurso del acto cívico de mañana y siento un pseudo repudio adelantado; y pienso en cómo hacer de mi reacción un verdadero acto dramático.

(Escribiendo, mi primo me cuenta que lo obligan a escribirle una carta a "x" compañera, felicitarla por ser mujer más basura patriarcal, y que luego cantarán a coro una canción de Arjona. Valor.)

Mis emociones fluyen y pienso en qué es ser mujer. Lo que sea, sé que es nada comparado con la desigualdad que viven día a día o la forma en en que hoy se les festeja. Hombres agradeciendo a las mujeres por existir, por ser bellas-lindas-preciosas, y por cualquier "x" razón que consideren es bacán en las mujeres. Un día al año en que festejan a sus objetos de deseo o seres inferiores que existen para satisfacer sus necesidades.

Pocos reflexionan o ven siquiera el trasfondo de este día: el recuerdo de la desigualdad de género, el recuerdo de que no las dejan decidir sobre su cuerpo, de que está bien hacerles saber los ricas que se ven. Claro, porque ellas no son responsables, tienen que asumir el cacho de cuando abren las piernas y que les gusta que los hombres les griten si se ven bien o no. Festejan lo agradecidos que se sienten de que estén a su lado.

Pienso en la desigualdad de género, en el repudio que siente la gente por quienes nos catalogamos de feministas. En las veces que mujeres no simpatizan con ellas mismas, mismas que luchan por sacar adelante a todas las que les tiran el patriarcado encima. Hoy fue el día de recordar y reflexionar sobre las mártires que han hecho la igualdad de género un poco más tangible. Sin embargo, despierto y me encuentro con que la presidenta, en un acto asquerosamente populista, crea el Ministerio de la Mujer. No puedo creer que estemos en el 2015 y aún se discuta sobre la despenalización del aborto. Terapéutico, más encima. Vergüenza.

Celebro a las mujeres, a las mujeres que luchan por un cambio. Las que no se conforman con lo que el patriarcado les ofrece, sino reclaman lo que por derecho les corresponde. 

Lo que por ser mujeres les corresponde.

Dando lata.

Algo que me carga es actuar como profe primerizo que habla mucho y no dice mada. Más aún cuando molestarlo es casi material para weones. Porque cuando nos ponemos nerviosos y la foto nunca se ve como queremos, intentamos darle un giro a las cosas. Hacernos notar.

Tercer día de colegio y las cosas van bastante tranquilas. Hoy me me bajé del auto y, como estudiante sacrificado que va a un particular suvencionado, tuve que tomar la micro. Creo que porque la liebre no pasa nunca, y no es cómica la anécdota en que pasa nada o sólo nos cagamos de frío, el destino no quiso que la fuera a tomar solo y que tampoco la tomara finalmente. Éste se hizo el simpático y puso en mi camino a la típica compañera media perna -pero simpática- que, cuando te ve, te lleva.

El día partió pajero; profes dando la hora, y uno con otro que le pega a la enseñanza. Inevitable es dormir en matemáticas o clase de su preferencia. Educación física es la prueba de fuego; el cigarro no me tiene pal pico y aún puedo seguir tomando.

Pero mis preocupaciones no son sólo dejar el cigarro y el poder seguir tomando (ah, y la PSU), también me sigue el fantasma del "me quiere, no me quiere." y, como no podía faltar, el de qué chucha le pasa a este conchesumadre.

Está bien, soy rollero. Todos somos rolleros, pero no hay peor hueá que dos rolleros en la misma cama. Que la mirada, que la risa, que se mueve o que no. Que no me habla o habla poco. Pucha, me cargan las cosas cuando no están claras, pero siento que ya no vale la pena gastar fuerzas. Mi mamá dice: Siempre de hueón. Y es verdad, pero no. Algunas veces es más fácil que no te guste nadie y pensar que no le gustas a nadie, que el mundo es sólo sexo y el mino que te estás joteando no te dice que le ha mandado fotos en pelota a medio Chile. Sí, pensar cosas así tampoco hacen la vida más fácil, pero desinstalar Grindr te quita muchísimo peso de encima. Más cuando todos tus amigos tienen y empiezan a pelar a los minos que les salen.

Entonces, debo dejar de pensar que le gusto o que hay rollo. También, que me guste un inmaduro que no me responde, que es igual o más zorrita que yo (mal ahí), y que cuenta historias que me hacen reflexionar respecto a qué estoy haciendo con mi vida.

Acabo de dar la lata en seis párrafos y pensar en que alguien me lee me hace ignorar que en cinco horas más apenas tendré energías para apagar el despertador.
<3.

Marzo, 1.

A veces me pregunto la finalidad de las cosas. A veces me pregunto el por qué de la personas. La manipulación y el tacto son esenciales. Ser encantador, una virtud. Todo hubiera sido aún peor si en el cuadro hubieran sido tres y no dos. Sé que el pasado está y existe. Sé que el pasado está y existe para no olvidar, caer, tropezar, sacá de chucha con la misma piedra. Otras, recordarte lo frágil que es todo.

Deseo un día volver a enamorarme. Deseo un día no volver a enamorarme más. Una página me habla sobre el amor que creemos merecer, me dan arcadas y le encuentro demasiada razón. Odio a la gente que llama a todos de enfermos. Odio pensar tanto, entonces bebo. Bebo y sólo pienso en mantenerme ocupado.

Se me apagó la tele. No recuerdo cómo llegué a casa. Veo Relatos de una mujer borracha y veo que mi mamá la lee también. Es trágico y cómico al mismo tiempo, pero a lo que me refiero es que, a pesar de todo, la gente es hipócrita. Sí, porque uno no puede llegar ebrio a casa -menos a las doce del día- pero sí puede identificarse con sus historias. Ambas puede que estén mal, pero no me importa. Tomé harta agüita y estoy listo para un día lleno de familiares que pasan la cuenta. Más estando sobrio.

Pensaba en dejar de tomar, pero me veo aún en cama y el teléfono no para de sonar.

Marzo, 1.

blackout.

había olvidado el por qué de tantas canciones tristes en mi celular.

desperté al lado de un hombre sin nombre. desnudo sin recuerdos vitales. escapo de todo y recién ahí me percato que es medio día. camino y camino; el sol no lo siento. veo, en medio de la calle, a un hombre ebrio muerto; muerto de ebriedad o de verdades.

intento correr y es demasiado tarde. la sinceridad irrumpió en mi vida de forma cruel y el alcohol fue el único que estuvo ahí para aguantarme.

no recuerdo cómo llegué a casa ni por qué desperté desnudo junto a quién las probabilidades eran nulas. fue mi segunda vez; primera caña, última apagá de tele.

mi teléfono estaba apagado. ojalá pudiera estar con él.

Ser zorrita.

Capítulo Uno:

Ser zorrita.

Porque somos las rompe corazones, porque somos a las que siempre pelan.
Más de algún cahuín se arma cuando entramos al carrete y esperan que entremos con el resultado de VIH negativo bajo el brazo.

Ser zorrita es ser caliente, aperrar hasta las últimas e irte en cuanto el sol asoma por la ventana.
Porque se nace y no se hace, es un instinto que te llevas a la muerte; florece cuando alguien te cae mal y cuando las piscolas te pasan la cuenta.

Suena bacán y como el sueño adolescente de todo marginado social. Porque todos quieren poder, el poder de hacer y deshacer. Sin embargo, cuando la mañana llega, despiertas y ves lo que pudo haber sido una historia de amor convertida en un recuerdo de sexo casual. Uno más.

Porque es un instinto y no se puede controlar. Vas por la vida intentando hacer lo moralmente correcto, lo que para ti es complicado e idealizado. Intentas anteponer los sentimientos antes de lo sexual y sientes que te vuelves vulnerable. Violado por quien pudo haber sido otro polvo sin importancia. Entonces te cierras, buscas refugio como si fueras alguien más, y tu reputación adquiera una nueva mancha.

Una mancha no siempre es hecha por nosotros. A veces llega sola sin que hayamos hecho lo que todos esperaban que hiciéramos. Nos crucifican o estigmatizan sin saber la verdad. Las apariencias suelen engañar, pero en nosotros no son más que el reflejo de quienes somos en verdad.

El amor no nos pertenece; vivimos cayendo por el primer afecto desinteresado (falso) que vemos. Al llegar la noche, salimos a cazar lo que nos empodera; abrimos paso entre quienes nos vuelven peligrosos.

Me siento amado.
Controlo mi cuerpo y la situación,
Quiere lo mismo y quién soy para concedérselo.
el centro de atención.

El cielo nunca quedó tan cerca del suelo,
los ángeles me desvisten.
Mi amor, por favor.
Me he estado guardando para vos. 

Me siento amado.
No hay control, más no situación.
Quiere más y quién soy para concedérselo.
Una virgen deseando atención.

introducción.

primera página:

odio las introducciones...

en realidad no, pero siento un cierto de repudio hacia ellas. es que para ser sinceros, como todo el mundo, poseo la triste ansiedad de querer todo rápido. las introducciones son como la amiga calienta sopas, muy maraca podrá ser la weona, pero no te da la pasa. ¿por qué? porque no es maraca, sólo caliente, y por muy caliente que sea, tampoco se va con cualquiera; y ahí nos encontramos todos, menos el pololo, en la categoría cualquiera.

entonces, cuando me toca leer un libro que posee introducción, digo: ojalá no sea como una introducción, porque tampoco sé cómo se hace una buena introducción. en el colegio la profe me decía que le faltaba algo para que estuvieran "realmente" bien.  y yo me pregunto: ¿no me podía decir la conchesumadre qué le faltaba para que estuvieran "realmente" bien?

queda súper poco para entrar a clases y hasta ayer no había tomado consciencia de que el verano no era eterno. me dio una pseudopena porque tampoco es que me vaya a poner a llorar. al fin y al cabo tampoco iba a poder salir más y es por eso que estoy escribiendo este blog.

así es; no es un capricho ni deseo intelectual, estoy castigado y hace tiempo que quería hacer esta wea.

aquí vamos.

lo más polémico